Ashura y la representación de la desmesura
Ángel Horacio Molina
En las líneas que siguen intentaremos una aproximación a la
cobertura mediática que la conmemoración shií de Ashura recibe por parte de las
cadenas europeo-norteamericanas. A partir de allí, procuraremos poner de
manifiesto los estereotipos culturales con los que se pretende presentar a un
Otro musulmán, señalando los presupuestos ideológicos que motivan dicha
empresa.
Ashura y sus implicancias
La muerte de Muhammad Ibn Abdullah[i]
en el año 11 de la Hégira[ii]
(632 D.C.), dejó a la joven comunidad musulmana dividida con respecto a la
persona y a las funciones de quien debería ser reconocido como sucesor político
y religioso del fallecido Profeta. No nos detendremos en las cuestiones
relacionadas a la legitimidad de cada una de las partes en torno a las
pretensiones sucesorias[iii],
simplemente señalaremos esta crisis hacia el interior de la Ummah[iv]
que nos permitirá comprender los trágicos acontecimientos de Ashura.
Mientras
que los familiares y seguidores más próximos de Profeta sostenían que el mismo
Muhammad en vida había señalado como su sucesor a ‘Ali Ibn Abi Talib (su primo
y yerno), otros miembros de la
Ummah afirmaban que este había fallecido sin estipular quién
habría de colocarse a la cabeza de la comunidad. Mientras que para este último
grupo la sucesión era sólo de índole política, para los primeros implicaba
también la posesión de ciertas virtudes y cualidades piadosas que le permitían
dirigir a los musulmanes tanto en el especto político como en el espiritual.
Los partidarios de ‘Ali Ibn Abi Talib(los shiíes)[v]
se vieron pronto superados por las acciones de sus adversarios quienes
decidieron nombrar rápidamente a Abu Bakr como nueva cabeza de la
Ummah. El grupo, que había conseguido hacerse
con la dirección política de la comunidad, será luego conocido como sunníes[vi].
‘Ali deberá esperar veinticuatro
años para poder acceder a la dirección de la comunidad, sólo para enfrentar las
maniobras desestabilizadoras de sus adversarios, siendo finalmente asesinado en
el año 40 de la Hégira
(661 D. C. ) mientras lidiaba contra un fuerte levantamiento liderado desde
Damasco. Una vez más los shiíes y la Familia del Profeta fueron
no sólo marginados del poder sino, además, perseguidos y maltratados por los
nuevos gobernantes de la dinastía Ummaya.
Los hijos de ‘Ali y Fátima[vii],
Hasan y Husain, denunciaron la usurpación del poder y las características
opresivas del gobierno ummaya, adoptando distintas acciones para combatirlo.
Husain, el menor de los hermanos y tercer Imam reconocidos por los shiíes[viii], decide encabezar un levantamiento contra la
autoridad del califa ummaya Yazid Ibn Muawiya Ibn Abi Sufian[ix],
“del que las fuentes históricas destacan
su impiedad pública, y su afición a los banquetes y al vino”[x].
La disparidad de fuerzas estuvo clara desde un comienzo y los textos shiíes dan
cuenta de la plena conciencia sobre el desenlace de los acontecimientos que
tenía Husain, incluso el mismo Profeta Muhammad habría predicho el terrible
destino de su nieto.
El
día 10 de Muharram del año 61 del calendario islámico (680 de la era cristiana)
en Karbala treinta mil hombres armados al servicio de los ummayas arremeten
contra Husain, su familia y setenta y
dos compañeros[xi]. La
sangre cubre el campamento del Imam quien es decapitado y cuyo cuerpo es objeto
de las más terribles atrocidades.
Las implicancias de la tragedia de
Karbala serían enormes no sólo para el shiísmo sino también para la comunidad
islámica en su conjunto. El nieto amado del Profeta había sido cruelmente
asesinado por un gobernante que se decía también musulmán. ‘Ali Shariatí[xii]
reconoce en este gesto de Husain la continuación del comportamiento de
Muhammad: la negativa del Tercer Imam a aceptar dócilmente al gobierno opresor
es el eco de ese “no” del Profeta frente a la decadente y politeísta sociedad
mequí.[xiii] Cada diez de Muharram, en Ashura[xiv],
se actualiza el recuerdo del martirio husainí, ya que, como afirma Yann
Richard, “el corazón del shiísmo está ahí, en ese suplicio que es al mismo
tiempo rebelión y signo de esperanza”[xv].
El shií vive, desde entonces, el duelo de aquella muerte.
“Llorar por Husain – dice un
indio shií – es lo que determina el precio de nuestras vidas y de nuestro
espíritu; si no fuera así, seríamos las más ingratas de las criaturas. En el
paraíso todavía llevaremos el duelo por Husain. Es la condición de la
existencia musulmana. El duelo por Husain es la verdadera marca del Islam. Es
imposible para un shií no llorar. Su corazón es la verdadera tumba del jefe de
los mártires decapitados” [xvi]
El
sexto Imam Ya’afar As Sadiq, descendiente de Husain, sostuvo en este sentido:
“Todos los días son Ashura y todos los lugares son Karbala”.
El amor que profesan los shiíes por
el Tercer Imam y el intento de acompañar de alguna manera el sufrimiento
padecido por Husain, ha generado una serie de expresiones populares de dolor
entre las que se destacan, por la amplia cobertura mediática que reciben, las
sangrientas escenas de autoflagelación de los manifestantes shiíes en Ashura.
Los
sabios shiíes han manifestado su enérgica condena a estas prácticas de
automortificación recordando el sentido verdadero del recuerdo de Ashura. El
Gran Ayatullah Jamenei, quien sucedió a Jomeini como Líder de la Revolución en
Irán, sostiene al respecto que:
“Cualquier práctica que cause lesiones corporales, o que lleve a difamar la fe, es
Haram[xvii]. En consecuencia,
los creyentes tienen que mantenerse alejados de ellas. No hay duda que muchas
de estas practicas deshonran la imagen de la Escuela de Pensamiento de Ahlul Bayt (P.B.)[xviii], lo que constituye
el peor daño y pérdida” [xix]
En el mismo
sentido el Gran Ayatullah Sistani, otro importantísimo sabio shií
contemporáneo, afirma:
“La filosofía del duelo durante ‘Ashura’ es respetar y recordar el
sufrimiento del Imam Hussain (P.B.), sus compañeros, y su alzamiento en defensa
del Islam y para prevenir la destrucción
de la religion a manos de la dinastía Bani Umayyad. Estos ritos deben ser realizados
de manera tal que, además de servir a este propósito, llame la atención de
otros hacia estas elevadas metas. Entonces, aquellas acciones que son
incomprensibles y que generen provoquen
malentendidos, deben ser evitadas.” [xx]
Si bien las manifestaciones de dolor
por la muerte de Husain se repiten año tras año a lo largo del mundo shií, sólo
en espacios muy limitados del mismo se registran sangrientas escenas de
autoflagelación, y estas parecen estar
directamente relacionadas al grado de formación de las masas shiíes. Así,
cuando el gobierno indio decidió prohibir en 1977 las manifestaciones de Ashura
por la virulencia de las mismas, el Imam Jomeini, desde Francia, sostuvo que “estas algaradas sangrientas cesarían el día
en que los musulmanes indios estuvieran más instruidos”[xxi].
Representación mediática del Otro musulmán
Aunque los sabios vivos a seguir, de acuerdo al shiísmo, rechacen las
acciones de automortificación, calificándolas incluso de Haram, y a pesar de que estas manifestaciones populares
sanguinolentas se limitan a ciertas regiones de Asia central y al subcontinente
indio, el sentimiento shií en cada nuevo aniversario de la masacre de Karbala
es representado, en los medios occidentales[xxii],
sólo a partir del espectáculo de autoflagelación colectiva. Este hecho no es
casual y responde a determinados factores relacionados con la construcción del
discurso que es menester analizar.
Como Laura Navarro sostiene,
siguiendo los lineamientos teóricos gramscianos, las instituciones que
configuran la opinión pública forman parte de “los aparatos de hegemonía (…) que permiten dirigir intelectual, moral
y políticamente a una sociedad, sin necesidad de recurrir a la violencia física
para obtener el consenso de la mayoría”[xxiii]. Los medios de
comunicación se revelan como uno de los pilares imprescindibles a la hora de
construir, fortalecer y mantener los lineamientos fundamentales del discurso hegemónico,
ocultando los intereses políticos y económicos a los que responde.
“Los medios ocupan así una posición destacada en
el ámbito de las relaciones sociales, visto que es en el dominio de la
comunicación donde se fijan los contornos ideológicos de orden hegemónico y se
procura reducir al mínimo indispensable el espacio de la circulación de ideas
alternativas y contestatarias”[xxiv]
La conformación de un Otro musulmán
en los medios masivos de comunicación no escapa a esta lógica. El exceso y la
desmesura son las características constantes en las representaciones mediáticas
occidentales del acontecer político y religioso de los pueblos musulmanes, y
este desequilibrio pretende confirmar la irracionalidad intrínseca de un Islam
con el que inevitablemente Occidente deberá enfrentarse.
“Las palabras “árabes”,
“musulmán”, “Oriente se han hecho corresponder, poco a poco, con un vasto campo
de significados, asociaciones y connotaciones que no se refieren necesariamente
a un grupo social o a una región geográfica “real”, sino más bien a un campo
semántico que rodea la palabra (…) A través de la divulgación mediática y
normalización social de estas “palabras – cárceles”, se ha constituido todo un entramado
cultural en el que los juicios y prejuicios se han hecho realidad y
conocimiento para muchos”.[xxv]
Desde el triunfo de la Revolución Islámica
en Irán en 1979 (y el impacto que la
misma supuso para los intereses norteamericanos en la zona), el shiísmo ha sido
objeto de las más ofensivas caricaturizaciones por parte de la prensa. Si el
proceso iniciado por Jomeini era la muestra más clara de la “irracionalidad” y
el “exceso” islámico shií en el ámbito de lo político, expresiones populares,
como la de Ashura, eran las manifestaciones de estas características en el
plano religioso. De allí la necesidad mediática de dar cuenta de la
conmemoración de la Masacre
de Karbala, haciendo hincapié en un abanico de imágenes sangrientas en las que
se encuentran algunas constantes. Como señala Navarro, las mismas muestran
siempre a un conjunto de personas sin ninguna individualidad que, agrupados,
exhiben “gestos irracionales de dolor, de
tristeza y/o cólera”[xxvi].
La sangre, producto de la autoflagelación, es la protagonista por excelencia de
las imágenes que se distribuyen con relación a Ashura, procurando con ella
sensibilizar al espectador. “Los medios
– sostiene en este sentido Denis de Moraes - (…) vierten emociones que suscitan identificaciones sociales y psíquicas
(…) dirigiendo puntos de vista”[xxvii]
Debemos señalar, en este punto,
que en expresiones religiosas populares de otras tradiciones religiosas, en las
que también están presentes escenas de autoflagelación, encontramos un
tratamiento mediático absolutamente distinto al descrito con relación a
Ashura. Mencionaremos, a modo de
ejemplo, a los Picaos de San Vicente
de la Sonsierra
(en La Rioja ) y
a los Empalados (de Cáceres), ambos
en España. Durante el jueves y viernes de la Semana Santa católica
salen los picaos
“…azotando sus
espaldas con unos manojos de cordeles.
Reciben su nombre del hecho de ser ‘picados’ sus hematomas y ampollas para que
pueda ser evacuada la sangre embolsada por el efecto de los golpes. Esto se
lleva a cabo por el prior de la cofradía de la
Santa Vera Cruz, quien hace doce
‘picaduras’- en memoria de los apóstoles – con una bola de cera en la que se
hallan clavadas seis puntas de vidrio.”[xxviii]
Por su parte, en las primeras horas del Viernes Santo, en
Valverde de la Vera
(Cáceres) los empalados recorren las
calles
“ Vestidos tan sólo
con unas enaguas blancas, los pies desnudos y cubierta la cabeza con un velo,
los penitentes enrollan una larga soga alrededor de su tórax; los brazos, en
cruz, son igualmente arrollados en torno a un timón de arado, que presiona las
vértebras del cuello. Cuelgan de los brazos unas ‘vilortas’ – anillas de hierro
– engarzándose en el centro del travesaño, tras la cabeza del penitente, dos
espadas cruzadas. Al término de la penitencia, los brazos, totalmente entumecidos,
deben mantenerse en lo alto mientras se les dan friegas con alcohol, aunque
deben pasar bastantes horas antes de que el cuerpo recobre su total
oxigenación.”[xxix]
A pesar de
la crudeza de estas expresiones, las mismas, lejos de ser presentadas como
muestras de salvajismo, exceso e irracionalidad, son orgullosamente expuestas
al mundo como festividades religiosas turísticamente convocantes e íntimamente
ligadas a la identidad de los
respectivos pueblos. [xxx]
Palabras finales
Hemos intentado, en las líneas precedentes,
poner de manifiesto las intencionalidades políticas que orientan la
construcción del discurso mediático con relación al mundo musulmán, en general,
y a la conmemoración de Ashura, en particular.
Coincidimos con Denis de Moraes cuando afirma que:
“el control de la información se sitúa en el vértice de estructuras de
dominación que someten discrepancias políticas y diferencias culturales a las
razones de mercado y a las imposiciones geopolíticas”[xxxi].
Procurando
caracterizar, desde el discurso hegemónico, a un Otro político-religioso violento y peligroso, Ashura es presentada
como una manifestación sangrienta y cruel, producto de una religión y unos
pueblos esencialmente irracionales, y en consecuencia inferiores. Se
fortalecen, así, los clásicos estereotipos orientalistas que hacen del Islam el
espacio del exceso y la desmesura, lugar del desequilibrio y la amenaza. Esta lógica empobrecida no puede ser
funcional más que a los agoreros del enfrentamiento inevitable entre culturas,
civilizaciones o religiones. Por lo tanto, echar luz sobre los mecanismos de
dominación en el ámbito de la comunicación implica también deslegitimar la base misma del discurso del
miedo y el rechazo.
Bibliografía
- DE
MORAES, D. Cultura mediática y poder
mundial. Grupo Editor Norma, Bogotá, 2005.
-
EL KHOURY, F. Las revoluciones shiíes en
el Islam. Fundación Argentino Árabe, Buenos Aires, 1983.
- JALALI, A. The Massacre of Karbala .
The Open School ,
Chicago , 1994.
- NAVARRO,
L. Contra el Islam. Ed. Almuzara, España,
2008.
-
RICHARD, Y. El Islam Shií. Ediciones
Bellaterra, Barcelona, 2000.
- RODRIGUEZ
MATEOS, J. “Tiempo de penitencia, tiempo para la sangre” en La
Aventura de la Historia , Nº 6, Madrid, abril 1999.
- SHARIATÏ,
A. Shiísmo rojo. Editorial Sohof,
Teherán, 1991
- VITTOR, L. A. “El Islam Shi’ita: ¿ortodoxia o
heterodoxia?” en EPIMELIA Revista de
Estudios Sobre la Tr
[i] Hemos decidido respetar el nombre del Profeta de Islam y no
sustituirlo por el comúnmente utilizado Mahoma.
[ii] Según el calendario islámico
[iii] Remitimos al lector al trabajo del investigador argentino Luís Alberto
Vittor, “El Islam Shi’ita: ¿ortodoxia o heterodoxia?” en EPIMELIA Revista de Estudios Sobre la Tradición , Año III,
Nº 5 y 6, Buenos Aires, 1994.
[iv] Comunidad islámica.
[v] Shiah significa, en árabe,
partidarios o seguidores, en este caso de ‘Ali Ibn Abi Talib.
[vi] Éste término será adoptado en referencia a la Sunna (dichos y acciones del
Profeta) para legitimar el accionar de este grupo.
[vii] Hija del Profeta Muhammad con Jadiya.
[viii] Luego de ‘Ali y Hasan, Husain es reconocido como el tercer Imam shií.
El Imam es no solamente el guía político sino también espiritual de la
comunidad.
[ix] Nótese que Yazid era hijo de Muawiya (quien se enfrentó a ‘Ali) y
nieto de Abu Sufian (uno de los más encarnizados enemigos del Profeta
Muhammad).
[x] RICHARD, Y. El Islam Shií.
Ediciones Bellaterra, Barcelona, 2000. Página 45.
[xi] Cfr. JALALI, A. The Massacre of Karbala . The Open
School , Chicago , 1994.
[xii] Intelectual y militante iraní asesinado en 1977 por la policía secreta
del Shah.
[xiii] Cfr. SHARIATÏ, A. Shiísmo rojo.
Editorial Sohof, Teherán, 1991.
[xiv] Ashura significa décimo en
árabe, en referencia al día 10 de Muharram, primer mes del calendario islámico.
[xv] RICHARD, Y. Op. Cit. Página 46.
[xvi] GOLDZIHER, I. Le dogme et la loi
de l’Islam. Citado por EL KHOURY, F. en Las
revoluciones shiíes en el Islam. Fundación Argentino Árabe, Buenos Aires,
1983. Página 9
[xviii] Ahlul Bait: Gente de la
Casa , en referencia a Fátima, ‘Ali, Hasan y Husain (y por extensión a los Imames de esta línea)
[xix] “Any practice that causes bodily harm, or leads to defaming the faith,
is Haram. Accordingly, the believers have to steer clear of it. There is no
doubt that many of these practices besmirch the image of Ahlul Bayt's (a.s.)
School of Thought which is the worst damage and loss.” Consulta realizada al Ayatullah Jamenei y
publicada en www.ezsoftech.com/mazloom/zanjeer.asp
[xx] “The
philosophy of mourning during 'Ashura', is to respect the symbols of religion
and remember the suffering of Imam Hussain (as), his companions, and his
uprising to defend Islam and prevent the destruction of the religion by Bani
Umayyad dynasty. These rites must be done in such a way that in addition to
serving that purpose, it draws the attention of others to these lofty goals. So
those actions which are not understandable and causes misunderstanding and
contempt for the religion must be avoided.” Consulta realizada al Ayatullah Sistani y publicada en
www.ezsoftech.com/mazloom/zanjeer.asp
[xxii] Utilizaré “Occidente” y “occidental” para referirme a Europa y los
Estados Unidos.
[xxiii] NAVARRO, L. Contra el Islam.
Ed. Almuzara, España, 2008. Página 45.
[xxiv] DE MORAES, D. Cultura mediática
y poder mundial. Grupo Editor Norma, Bogotá, 2005. Página 50.
[xxv] NAVARRO, L. Op. Cit. Página 236.
[xxvi] NAVARRO, L. Op. Cit. Página 234.
[xxvii] DE MORAES, D. Op. Cit. Página 52.
[xxviii] RODRIGUEZ MATEOS, J. “Tiempo de penitencia, tiempo para la sangre” en La Aventura de la Historia , Nº 6, Madrid, abril 1999. Página 95.
[xxix] Ibid. Página 95.
[xxx] Véase el sitio del Ayuntamiento de San Vicente de la Sonsierra : www.sanvicentedelasonsierra.org/Los-Picaos.1392.0.html
y el sitio sobre turismo cultural en Cáceres: www.turismoruralcaceres.com/valverdedelavera.html
[xxxi] DE MORAES, D. Op. Cit. Página 54.