Febrero 2014
En el
Nombre del Dios, el Clemente y el Misericordioso
MORAL Y CODUCTA DEL PROFETA
MUHAMMAD (BP)
La
sociedad sedienta de moral.
Mientras más adelanta la ciencia
y la industria, el género humano encuentra la necesidad de un incremento de
moral. Es esencial que esto se lleve en forma paralela, para lo cual debemos
considerar y ejecutar los preceptos traídos por los Profetas, ya que la ciencia
e industria son instrumentos y herramientas que se encuentran en manos del
hombre pero no ofrecen ninguna garantía para no detener los abusos y las
violaciones.
Un testigo de esta verdad es el
aumento de las estadísticas de delitos, asesinatos, corrupción, infidelidad,
maldad, suicidios y otros. Si la ética y moral, que son parte de las enseñanzas
de los enviados del Supremo no dirigen a la sociedad, la ciencia e industria no
pueden – por sí solas – asegurar la felicidad y armonía al ser humano, ya que
los conquistadores ajustan la tecnología a sus necesidades, dejando a millones
de personas sin hogar, tal y como lo están haciendo, por ejemplo: abusando de
los derechos de los débiles, ensangrentándolos y matándolos.
El único factor que puede subyugar
y controlar la indómita alma del hombre y a sus turbulentos y rebeldes
instintos, así como dar a la tecnología una tranquilidad general y al hombre de
una vida apacible, es la verdadera moral que se inicia con la sincera fe hacia
el Creador.
Las enseñanzas morales de los
Profetas, así como su comportamiento, es el mejor medio por el cual el género
humano puede alcanzar la vida ideal. Cualquier ser humano necesita de moral, ya
sea en su vida personal o social, pero para aquellos que llevan sobre sus hombros
la responsabilidad de liderar o guiar a la sociedad, podemos asegurar que es
más esencial, ya que:
Primero: Aquel
que sea el guía de la sociedad debe ser un ejemplo de moral y tener un atributo
sobresaliente de humanidad para poder limpiar la inmundicia moral de los
corazones de la gente. En caso de que se encuentre privado de ese cambio (moral
y espiritual), no podrá obtener un éxito total en su vida.
Segundo: La
responsabilidad de guiar a una sociedad, es por sí misma tan pesada, que si su
líder no cuenta con una moral completa le será imposible soportar esta carga.
Es por ello que Dios, Glorificado sea, escogió como Mensajero a aquellos que
contaban con un exaltado espíritu, tolerancia, clemencia, indulgencia y otras
cualidades éticas. Y éstas fueron las armas morales que transformaron a los
gobiernos delas sociedades que se encontraban en declive y a punto de anegarse
en la corrupción, y salvaron a las comunidades que se encontraban contaminadas
y desprovistas. El Sagrado Libro acerca del Mensajero del Islam nos dice:
“Por una misericordia venida de
Dios, has sido suave con ellos. Si hubieras sido áspero y duro de corazón, se
habrían escapado de ti”.
Sura Âli-Imrân, 3:15
El sublime carácter del Profeta
ocasionó una marejada en la santa revolución islámica, primeramente en la
sociedad árabe y después en todo el mundo. Bajo la sombra de esta gran
renovación intelectual y espiritual, cambió la desunión por la unión, la
impudencia y castidad por modestia y castidad, la ociosidad por esfuerzo y
empeño, el egoísmo por amistad y el engreimiento del árabe en humildad y
bondad.
Esta gente fue de tal modo
educada que para el resto de la historia son considerados un ejemplo de moral.
El carácter del Mensajero Divino era tan eminente y sobresaliente que Dios lo
menciona en Su libro:
“Eres, sí de eminente carácter”
Sura Al-Qalam, 68:4
Nuestro querido Profeta poseía
una elevada jerarquía en la Misión Profética y supervisión, pero su vida y sus
relaciones diarias eran tan sencillas y sin ostentación que cuando se sentaba
en un grupo, aquellos que no le conocían preguntaban: ¿Quién de entre vosotros
es Muhammad? 1
El mundo no lo hizo orgulloso, no
lo aprisionó con su esplendor ni tampoco lo sedujo con sus encantos superfluos,
él siempre lo observó con ojos castos y virtuosos. 2
El Mensajero del Islam al
dialogar utilizaba frases cortas pero llenas de significado, y nunca cortaba la
palabra de otros cuando hablaban. 3
Cuando hablaba no era áspero y se
abstenía de utilizar palabras groseras y bruscas, evitaba mirar a la gente de
reojo como era costumbre entre los opresores. 4
Cada vez que entraba en alguna
reunión se sentaba en el primer lugar vacío que encontraba y no daba
importancia a ocupar el lugar supremo en ésta. 5
No permitía que, por respeto,
alguien se levantara cuando él asistía a algún sitio; pero cuando alguien
entraba, en el lugar que él se encontraba, se ponía de pie, sobre todo frente a
los que se abstenían de pecar. 6
En los viajes que efectuaba en
grupo, trabajaba la parte que le correspondía, evitando de esta forma ser una
carga para los demás; en una ocasión le dijeron: “Nosotros hacemos todo” a lo
cual les contestó:
“No
me gusta que haya diferencia entre vosotros y yo, ya que a Dios, el Supremo, no
le agrada que a su siervo lo distingan y consideren superior a los demás”. Entonces
se puso de pie y comenzó a juntar leña. 7
Siempre cumplía lo que prometía, era
fiel a sus pactos, mantenía relación con sus familiares, sin embargo no los
apoyaba en sus actos injustos.
No permitía que alguien hablase
mal de otro y decía: “Me gusta
comunicarme con gente de corazón sano”.
En cuanto a modestia y recato era
singular, era extremadamente paciente, clemente e indulgente. 8
El Mensajero del Islam daba mucha
importancia a las súplicas y a la oración, pero cuando alguien tenía algún
asunto que tratar con él, acortaba sus rezos para atenderlo y ayunaba hasta
donde le fuese posible. Respetaba a todos, las virtudes y superioridad las
medía según la fe y el proceder de la persona, y no prestaba importancia a la
riqueza, rango o jerarquía de ésta; era bondadoso con los esclavos y se esforzaba
para remediar y satisfacer sus peticiones. 9
El Noble Profeta (BP) gustaba
mucho de los perfumes, y por cualquier lugar que transitaba lo perfumaba,
cualquiera que cruzase por ese mismo camino entendía que Muhammad (BP) había
pasado por ahí. 10
Lavaba y cepillaba siempre sus
dientes. 11 Lavaba
sus manos antes y después de comer. 12 Cuando quería salir de
casa se miraba al espejo en el espejo o en el agua cristalina para ordenar su
cabello y vestimenta. 13
El querido Mensajero del Islam era
fiel y devoto en sus rezos, se levantaba varias veces durante la noche,
cepillaba sus dientes, realizaba su ablución y se ponía a rezar. 14 Pedía e
imploraba a Dios de tal forma, que sus venerables pies se hinchaban de tanto
que se mantenía en pie. 15
El Profeta Muhammad (BP) fue un
ejemplo de todas las virtudes morales y su forma de ser, así como la pureza de
su carácter, no se pueden describir en unas cuantas líneas. Lo único que está a
nuestro alcance es trazar una figura de su luminoso semblante para aquellos que
se consideran seguidores del Islam y tomen como ejemplo el comportamiento de
este gran hombre, además de aprender la forma correcta de ser y vivir.
Tal como dice el Sagrado Corán:
“En el Enviado de Dios tenéis,
ciertamente un bello modelo de benevolencia…”
Sura Al-Ahzâb, 33:21
Las bendiciones de Dios sean para
él, que fue el más supremo y el mejor, loado por los ángeles, los purificados y
los benévolos.
1.
Bihar Al-Anwar, t.XVI, pp. 220-229, ed. Ajundi
2. Ídem, pp.
220-229, ed. Ajundi.
3. Kuhal
Al-Basar, p.69
4. Bihar
Al-Anwar, t.XVI, pp. 226-228, ed. Ajundi
5. Ídem, p.
240
6. Ídem, pp.
229, 281 y 282
7. Kuhal
Al-Basar, p. 68
8. Bihar
Al-Anwar, t. XVI, pp. 226-232, ed. Ajundi
9. Bihar
Al-Anwar, t. XVI, pp. 228-229, ed. Ajundi
10. Safinat
Al-Bihar, t.I. p. 419
11. Wasa’il,
t.I. p. 349, nueva ed.
12. Ídem, t.
XVI, p. 472
13. Ídem,
t.III, p. 344
14. Ídem, t.I
p, 365
15. Kuhal
Al-Basar, p. 78
16. Basado en
el libro Una Síntesis de la Vida Real del Mensajero del Islam